domingo, 13 de febrero de 2011

CAPITULO V. NUESTRO HOGAR POR UNA NOCHE

Esperé tanto la noche de ese día, mi habitación era un espejito, estaba perfecta para que ella se sintiera como en la suya. Soy bastante “oscura” luego mi habitación es un reflejo de eso, así que la redecore un poco para bajar la intensidad de mi tendencia. Lucia llegó a las ocho treinta de la noche, llevaba en su espalda una mochila color púrpura con “El hada magica” como dibujo principal, era muy "bonita", pero nada para mi. En ella cargaba la pijama que luciría esa noche y los utensilios de aseo personal más un par de objetos para la vanidad femenina. Entró, saludó a mi mamá y a mi hermano mientras se iba presentando. Mamá encantada de conocerla, no muy seguido iba una “amiga” a quedarse al departamento. Mi hermano se enamoró al verla, se enamora de todas. Yo aceleraba el momento para terminar los formalismos y llevarla a mi cuarto para hacerlo nuestro hogar por esa noche.

Tenía pizza y muchos dulces de “ositos” para ella. Me dijo estar inquieta por conocer mi “alma”. Al entrar vi que abrió sus ojos en señal de asombro, -es sombría pero me gusta -. Su  habitación era clara y simplona no dejaba nada a la especulación, todo se veía al instante. Lo que más le gusto fue el mural de los dibujos; formas femeninas, anime, tattoos y frases cortas en idiomas no tan populares. Había otro par de murales uno donde pegaba los exámenes de la universidad y otro con empaques de productos de consumo masivo que encontraba tirados en la calle. Las lámparas de bombillos azules y rojos la intimidaron, eso dijo y por ultimo se sintió un peón en las paredes de ajedrez de mi habitación.

La cama era semidoble con un cobertor que era como otro colchón. Se sentó y ahí mismo se fue despojando el pantalón. Inesperadamente se desvestía ante mis ojos. Quedó con unas bragas negras que se ajustaban a su pequeña pero perfecta cadera. Lucia hablaba de su casa pero no presté mucha atención a lo que decía, pues lo que presenciaban mis ojos no me lo permitía. De repente me dio la espalda cruzó sus brazos para agarrar la blusa por los lados y la subió agarrando su cabello, dejando completamente desnudo su dorso. Mis ojos se abrieron para admirarla, las luces hacían su piel más apetitosa que siempre. Lamente no haber podido contemplar sus también pequeñas pero muy seguramente preciosas formas de enfrente, las cuales cubrió con su brazo derecho para alcanzar la mochila y sacar el vestidito lila de tiras que envolvería su piel un poco mas abajo de donde la cubrían sus bragas negras. “Mmm”, se eriza mi piel de solo recordarla. Nunca me había gustado una mujer hasta que conocí a Lucia.

Ella volteó su rostro para romper con mi silencio y preguntar – ¿te cambiarás? –. Pensaba en si se fijaría mientras me desvestía, así como lo hice con ella. Pareció no importarle pues salió por un vaso de agua para así darme tiempo de cambiarme. No tardé mucho, yo solo me quito el pantalón, el abrigo y quedo con la acostumbrada blusa blanca que siempre tengo debajo. Lucia me esperaba en el mirador de las “estrellas”, así le llamo después de ese día. Tenía la mirada perdida en el cielo que esa noche se rindo maravilloso para nosotras con miles de puntos brillantes puestos en el fondo azul oscuro que tenia la noche. Sugirió que comiéramos ahí, así que me devolví por la pizza y los osos, llevé un par de mantas y ella trajo varios almohadones. Hicimos del balcón una nube más, aunque no era nada oscura. Comimos sin dejar ni una migaja y de postre los “ositos”, los comimos hasta hartamos…, yo me harte porque Lucia los comía como adicta. Nos embriagamos de “ositos” de goma, reímos por comer tanto, reíamos de todo. Era la mejor noche que hubiera pasado en mucho tiempo. Lucia dijo estar “mareada” y colocó su cabeza en mis piernas, recogió las suyas y quedó viendo directamente el cielo. Paró de reír y preguntó, – ¿Cuándo fue la última vez que viste las estrellas con los ojos cerrados? –. Pensaba en una respuesta que le gustara, pero ella no demoró en contestar con otra pregunta, –¿Te cuento un cuento?–.

...dis-fru-te-n! o no.

3 comentarios:

  1. C'est étrange, parce que moi, chaque fois que je ferme les yeux, c'est la Lune que je voie. Et elle me sourit tout le temps...

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  2. J'ajoute: je note que je devrais avoir un lit "semi-double". Vue sur les étoiles, et une réserve de nounours...

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  3. Mon amour, ne sais pas comment je veux être à ton côté...

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