domingo, 10 de abril de 2011

CAPITULO VI. DIAS OSCUROS, LARGOS Y ABSURDOS


–Viernes, salí de clase, faltaba poco para que el reloj marcara las once de la mañana. Me dirigí a la única cafetería en donde podría comer un helado pero antes me topé con una amiga, hablamos no por más de quince minutos y continué mi camino hacia el helado. Boté los papeles que llevaba en las manos y en menos de unos segundos estaba “él” agachado a mi lado recogiéndolos. Agradecí su gesto mientras le pedía con mi mano extendía que devolviera las hojas de mis dibujos.– 


Esperaba ver esos dibujos pronto, a lo que ella negó con la cabeza. Continúo con su historia después de tomar un sorbo de agua y de nuevo se apagaron sus ojos.

–Dijo que eran muy buenos, (en realidad no lo son), así que levanté la mirada para así conocer al crítico de arte que brindó su ayuda. Era un niño! con ojos soñadores color café, cejas gruesas, nariz grande no muy bonita, labios colorados, y apostaba que eran dulces también.  No era muy alto, contextura delgada y su ropa como dos tallas mas de la que debería usar. No impresionaba a simple vista pero era agradable. Me invitó a sentarme en la mesa que ocupaba, tenía su labtop prendido para mostrar que “estudiaba”. En realidad no hacia mucho, y yo terminé redactando el final de un trabajo que debía tener mas contenido que solo pagina y media. No se porque le ayude, ni tampoco se como terminé pagando la impresión de ese trabajo y acompañándolo a almorzar.

Poco antes de la despedida, me dio su número y quedó abierta la posibilidad de otro encuentro. No pensé volverlo a ver, pero dos fines de semana después y gracias al plantón de una vieja amiga terminé llamándolo para hacer efectivo el encuentro ese día. Contestó con voz de recién levantado y sin saber con quien hablaba siguió la conversación. Después de un par de minutos le recordé quien era y no dudó al decir que me esperaba para ver película esa tarde. Quedé en llegar a las cuatro pero el reloj marcaba las seis cuando arribé. Para sorpresa mía estaba acompañado de otra niña, me sentí algo incomoda porque pensé que estaba haciendo mal tercio. Los tres nos acomodamos en la cama para el ya anunciado programa, pero solo dos terminaron mas cerca. Ella se fue y quedamos solos. Eran mas de las nueve de la noche bailamos un poco y después me invitó a “volar” cerca a la ventana de su habitación. Solo debía cerrar los ojos, sabiendo lo que pasaría los cerré sin vacilar y ahí comprobé el dulce de sus labios. Esa noche empezó el “idilio” –.

En ese momento entendí la razón de su llanto el día que la conocí.

–Su nombre es Benjamín. En menos de un mes ya conocía cada centímetro de su piel, me sentía parte de su vida, así como él ya lo era de la mía. Lo escuchaba, lo acompañaba, lo conocía todos los días un poco más. Estar con el, saciar su deseo, sentir su calor era un viaje a-Marte. Para mi se volvió una aventura estar a su lado, me encantaba la persona que era y el artista en el que se quería convertir. Sin embargo la entrega incondicional y el cariño que le profesé no sirvieron de nada. De un momento a otro sin preverlo me sacó de su vida. Borró todos mis sueños de los suyos, echó abajo lo que construimos sin importarle nada más que él mismo –.

Yo sentí un vacío indescriptible al saberla con dueño de los sentimientos más hermosos y no correspondidos a los que difícilmente yo lograría llegar. Me llené de impotencia al pensar que jamás tendría la oportunidad de acercarme como tantas veces lo habría echo ese personaje que no la valoró. De nuevo lloraba, era una llorona. La arropé en mis brazos y el contacto con su piel quemaba la mía. Quise que el momento se prolongara sin embargo su llanto rasgaba mi alma. Agarré su pálido y húmedo rostro para secar sus lágrimas y decirle que su sonrisa iluminaba la noche mas oscura, así que no mas lagrimas. Apetecí besarla y fue difícil contenerme. Suspiró y las lágrimas pararon. Cambié el tema para calmarnos y reír un poco, conté un par de chistes malísimos pero sirvieron, ella esbozó una sonrisa. Eran como las dos de la mañana, Lu tenía los acostumbrados ojos chiquitos después de llorar, se acomodó entre mis brazos y mi cuerpo era su espaldar. Extendió una sabana para abrigarnos del frío que ya se sentía y me sentí afortunada de vivir aquellos momentos con ella, apoyé mi cabeza en la suya mientras escuchaba el final de su historia.

–Confesó no poder estar únicamente conmigo, siempre necesitara de muchas más que lo complete como yo jamás podré… A pesar de su siniestra sinceridad yo continué a su lado, resignándome a ser “una más”. Pasé de ser “la novia” a ser “la que no es nadie”. No creí llegar hasta ese punto donde tuve que dejar de quererme para quererlo a él. Encontré problemas con mi familia, amigos, conmigo misma. Aún los tengo, el tiempo pasa y yo sigo igual, queriéndolo aún sabiendo que para él hace mucho deje de ser alguien, si es que alguna vez lo fui. La soledad me arropa y lo que más deseo es salir de lo que en un principio fue un palacio y ahora es una triste y oscura cueva en la que sólo entra el aire contaminado de su recuerdo –.

...


viernes, 1 de abril de 2011

Sabes como podrían tus manos jugar con el sol?

Ayer llegué a casa muy tarde y cansada, comí después me acomodé entre las sabanas para disponerme a dormir no sin antes hacer el acostumbrado "ritual para dormir" (entiéndase por prender la TV, pasar canales hasta ver la programación de todos para finalmente dejarlo en alguna película o novela fracasada que den a altas horas de la noche y así dormir BIEN). Mientras pasaba canales sin esperar encontrar nada bueno (como normalmente ocurre), me he topado con un film que vi hace tiempo, sin embargo recordé todo el argumento solo con ver a la protagonista y me ha sido imposible resistir a verla de nuevo apesar del sueño que me atrapaba, pues vale el trasnocho!.


La historia comienza de forma lógica, con un genial argumento triste y realista. Dos niños abandonados desde siempre, vagan por las calles buscando el hogar soñado que el destino les negó. Los protagonistas, una niña autista magistralmente interpretada y su hermano, un niño con trastornos de conducta cuya interpretación es soberbia,  la dureza de las circunstancias que los rodean los vuelven incapaces de vivir el uno sin el otro, los convierte en seres inadaptados pero a la vez completamente marginados por una sociedad que les ha rechazado. El miedo, la furia y la tristeza que transmiten es de una verdad arrolladora, es imposible no compartir con ellos cada sentimiento que se desprende minuto a minuto del film.


Destaco el argumento sencillo, una muestra visual de hechos tristemente comunes en el mundo, el abandono, la soledad, la violencia, la indiferencia, la frustración pero necesariamente mezclados con ingredientes como el compromiso, la búsqueda insaciable de un mundo mejor, la inocencia y como resultado de tantas acciones en el mundo después de una mezcla de ingredientes el AMOR. 


Existen ciertas escenas inconclusas o poco coherentes, también un sinsabor extraño por el curso que toma el "inusual cariño" que siente Joseph por su hermana (interesante de analizar) sin embargo no desmerita en absoluto la realización. La puesta en escena es una maravilla, escenas como la del árbol que se vislumbra a través de los ojos de la niña, el juego de sus manos con el sol o la escena final en la que ella se desinhibe de sus temores y deja que las manos de la gente rocen su rostro. Final tardío pero poético, recomendada!


Les diables, film francés del 2002, director: Christophe Ruggia.


Disfrútenla!